domingo, 20 de febrero de 2011

No culpemos a nadie de nuestros fracasos

Había una vez; un hombre que era muy capaz y vivía con sus dos hijas en un pequeño pueblo. Un día comprendió que no tenia nada más que enseñarle a sus entrañables muchachas, así que decidió enviarlas a lo alto de una colina donde vivía el hombre más sabio del pueblo y que, por demás, era el más viejo.
Una hermana le dijo a la otra; cuando lleguemos a la casa del viejo sabio voy a tener una mariposa en una de mis manos y le preguntaré si esta viva o muerta, si el dijese que esta muerta, abriré mi mano y la dejaré volar y si dijera que la mariposa esta viva, la apretaré fuerte y la mariposa morirá; de esta forma, destruiremos el mito de que él, es el viejo sabio del pueblo.
Llego el a de ir a la casa del viejo sabio y las dos hermanas emprendieron el camino. Al llegar, después de los saludos, la hermana más audaz le pregunto: Contésteme sabio; tengo en mi mano una mariposa ¿esta viva o muerta? El viejo sabio la miró fijamente y tan sólo respondió:
DEPENDE DE TI.

Alfredo Rodríguez,    Por Esto   28 de marzo de 2009.

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